Dos días después de mi cumpleaños, como para empezar a lo grande, salí volando de un bus a una cuadra de llegar a mi trabajo. Parecería que estoy exagerando pero no es así, de verdad salí volando...
Eran las 8y25 del miércoles 11 de agosto; el bus en el que estaba (cuya placa pueden apreciar) se detuvo en el semáforo en rojo de la Amazonas y Veintimilla y al arrancar empezó a acelerar de manera violenta para que no le cogiera el siguiente semáforo, el de la Amazonas y Carrión. En ese trayecto de dos cuadras, me levanté de mi asiento y me dirigí a la primera puerta para pedir parada y recuerdo que el movimiento del bus fue tan brusco hacia adelante que, a pesar de que me agarré del tubo vertical junto al asiento del cobrador, rodé abruptamente por las gradas del bus y me di unos cuántos trampolines en la calle, hasta detenerme entre el bus, que frenó solo porque hubo un patrullero en frente, y la acera.
La sensación de una caída inevitable de un bus en movimiento fue espeluznante y más el sentirme completamente adolorida con mi mano derecha sangrando y siendo "admirada" por cuanto curioso pasaba por ahí, incluyendo a los pasajeros del bus que se bajaron para ver qué tanta sangre había derramada.
Me limité a gritarle a la gente que miraba que llamara a la ambulancia, al ver su lentitud para reaccionar yo misma llamé al 911 pero sin nada de éxito porque la llamada no conectaba y enseguida llamé a mi jefe, quien acudió a mi auxilio inmediatamente.
Entre tanta gente curiosa movida por su morbo, recuerdo la diligencia de dos personas: una chica muy simpática que logró comunicarse con la ambulancia y un colombiano que se puso en cuclillas junto a mi cabeza, él me dio su chompa para recostarme en ella, estuvo pendiente de que no perdiera el conocimiento y de mantenerme lo más serena posible. Aun hay gente buena en este mundo...
Para mi sorpresa, vi a un oficial de la policía que entraba y salía del bus; digo sorpresa porque los policías suelen no estar cuando se les necesita. Por el contrario, la ambulancia tardó 20 minutos en llegar. Hasta eso, procuraba no moverme por eso de si tenía alguna fractura en mi espalda o cadera que me dolían un montón o alguna lesión en el cuello o cabeza; la cabeza también me dolía porque recibí un golpe al caer.
Llegó la ambulancia después de varios minutos que se me hicieron eternos y paré en el Hospital del Seguro. Mi jefe me acompañó y estuvo pendiente de mí todo el tiempo, junto a otro compañero de trabajo que fue luego llevando mi cédula que requería el hospital para mi registro. Apenas ingresé, los doctores revisaron el movimiento de mis extremidades y mi respuesta al dolor frente a numerosos tanteos a lo largo de mi cuerpo.
Esperé hora y media sola, puesto que le pidieron a mi jefe salir a la sala de espera, y debo admitir que durante ese tiempo sentí desolación y desamparo porque me veía supeditada a esperar en la camilla junto a la pared del pasillo con el cuello ortopédico, sin poder ver nada más que el techo. Cierto, al rato una enfermera me conectó suero y algo de medicina para el dolor. Cuando llegó el enfermero encargado de llevarme a tomar las placas, sentí un verdadero alivio; él cerró la vía de los sueros y colocó ambas funditas en mi camilla y me llevó con premura a la máquina que tomaría mi tomografía. Pasamos por la sala de espera y el enfermero llamó a "los familiares de la señora Troya" y ni mi jefe ni mi compañero atendieron la llamada; me preguntaba dónde estaban. Después de recorrer algunos pasillos y de haber ingresado al ascensor, el enfermero me dejó, sola, junto a la pared de otro pasillo. Otra vez desolación y desamparo... pero al rato visualicé a más del techo, la cara de mi jefe que se disculpaba por haber salido a tomar sol y me explicaba que le tomó algo de tiempo dar con el sitio de rayos X.
Me hicieron la tomografía y luego me llevaron a tomarme las placas del tórax y la cadera. Luego de esto, fui puesta junto a la pared de otro pasillo de emergencia, sola, por tercera vez. Al rato, luego de tres peticiones a tres enfermeras distintas de que hicieran algo con el suero que aún tenía conectado pero cerrado, me pasaron a un cubículo dividido de los demás por cortinas. Esperé cuatro horas hasta recibir la noticia del doctor de que no tenía nada roto.
En ese lapso de tiempo, un policía estaba pendiente de que agilitaran mis resultados, puesto que de mi estado dependía la sanción que tendría el chofer del bus. Cuando me dieron de alta, el policía se acercó a explicarme que como no tuve heridas de consideración, él mismo se encargaría de que el chofer tuviera la máximo sanción posible, a saber: seis puntos menos en su licencia y una multa de 75 dólares. Era visto que se requería que me "partiera la crisma" para que el chofer de la gran %&¿?$%* tuviera una sanción mayor, pero al menos algo es algo...
Tuve reposo el resto de la semana y pasé por una recuperación dolorosa, pero a pesar de las molestias, estoy muy agradecida de que en mi accidente hubiese tenido como saldo solo golpes y rasguños, porque las posibilidades de que terminara peor son muchas. Esto fue como dicen "una desgracia con felicidad".
Lo que me pasó es solo una pequeña muestra de la irresponsabilidad de los que se dicen llamar los "profesionales del volante", que de profesionales no tienen nada. Estos choferes no se dan cuenta de la responsabilidad que tiene en sus manos, al transportar la vida de centenares de personas a diario. Tres semanas después vi dos buses chocados junto a la estación del Metro...
Se preguntarán, quién tomó la foto de la matrícula del bus que me arrojó por la puerta; pues mi jefe, quien también tomó una foto mía en la calle esperando por la ambulancia. No me pareció propicio mostrar aquella foto.
Pon la foto!!! Pon la foto!!!
ResponderEliminarMentira, solo una broma para aplacar la desgracia Pame. Espero que estés mejor y qué pena no haber estado contigo entre tanta desolación y desamparo. La verdad creo que criminales como ese choger de bus debería ir directo a la cárcel y con revocatoria permanente de licencia, pero como me dijo una vez una "amiga" tuya que de eso sabe mucho: "lo legal no siempre es lo más justo". En todo caso aún respiras y eso está bien. Salud.
Querido Adn:
ResponderEliminarMuchas gracias por leer mi blog y por tu empatía ante mi desolación y desamparo jejeje! La verdad doy gracias por estar bien...
Mi gordita linda, aunque hayas empezado de esa forma tan impactante tu cumpleaños, tengo la certeza que el resto del año, será muy prometor, por qué pienso eso, bueno porque eres la mejor persona de este mundo, por eso, este año sólo lo empezaste así para recordarte que tienes que ahorrar para un auto...jeje.
ResponderEliminarTe amo mucho mi hermanita linda, que bueno poder leer este accidente con ese toque ilarante que te caracteriza... Hasta me reí y todo.
Quiero agradecerle a la vida, porque no te pasó nada grave, y sigues vivita y hermosa como siempre. No quiero ni pensar que algo malo te ocurra, sé que no lo sorportaría.
Me encantó como empezaste la historia eres lo máximo.
Att:
Tú fan # uno
Gracias por ser mi fan # uno. La verdad mientras me encontraba tirada en la calle esperando la ambulancia, solo podía pensar en que nada malo me pase para poder seguir a tu lado y de mi hermoso sobrino.
ResponderEliminarBesos.