Te siento junto a mí, con tu cuerpo desprovisto de vestiduras; estás ahí tan mía, tan entregada al momento que dudo, por instantes, si lo que vivo es verdad o es un hermoso sueño. Tu respiración agitada se confunde con la mía, tu sudor con el mío, tus latidos con los míos, tus gemidos con los míos, estamos tan cerca que no puedo evitar sentirme parte de tus contornos...
Y acaricio tu piel como quien descubre por vez primera la suavidad de la seda; me bebo tus besos como aquel desdichado que pasa varios días abandonado en el desierto y acaba de encontrar agua en un oasis; me embarco en los movimientos acompasados de tu cadera que baila al son de nuestra melodía. Y te abrazo con fervor cuando adivino, por el repentino acelerar de tu danza, que pronto caerás rendida en mis brazos intentando recuperar el aliento que se te escapó hace un rato.
Y así es, ahora estás rendida descansando sobre mi pecho, enredada en mi cuerpo cual hiedra y yo, me dejo extasiar con la dicha que me embarca cuando estás entre mis brazos...
Que viva el amor, y otro gran VIVA!!! a tus palabras escritas en este dulce relato, que son una verdadera prosa literaria.
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