se extinguen una a una
y se transmutan.
Los días cual verdugo
las hacen caer incesantes
en el perverso contraflujo.
Mañana, tarde y noche
el tiempo así termina
y se reduce a nada.
Eterna la restricción
que nos mantiene
en la misma espera.
Y, entonces, me pregunto
¿por qué este plan
que nos entierra?
Vida y muerte
bailan sincronizadas
nos fundimos en ellas,
y somos nada...
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