12 de enero de 2011

Tiempo de cosecha

Ha pasado algún tiempo desde mi última publicación en éste mi diario virtual. Se han dado tantos sucesos que bien podría haber escrito al menos unos 10 textos, pero no encontraba a la musa de mi inspiración, aquella que me tuvo activa y escribiendo.

En ese entonces creí que mi musa era una persona de carne y hueso, alguien que conmovió la médula de mi ser, pero que decidí dejarla ir y regresarla a mi vida de otra manera. ¿Qué haría ahora sin mi musa? Hubo momentos de extravío al pretender encontrar la respuesta; luego caí en la cuenta, con acierto, de que mi musa no tiene que ser alguien, mi musa es mi propia vida con sus trajines y aventuras: alegres, tristes, confusas, esclarecedoras, deprimentes, exitantes; en fin, de tanto movimiento como una montaña rusa...

Ha empezado un nuevo año que perfila ser de cosecha de algunas semillas que dejé sembradas en épocas anteriores, que ahora se muestran como plantaciones frondosas y llenas de vida con frutos en proceso de maduración. Confío en que el clima siga a mi favor y me permita recoger los frutos; no quiero ninguna tormenta que arrase con los sembríos ni una sequía que los mate de sed, solo el equilibrio en el ambiente y mi oportuna intervención serán mis aliados. Puedo manejar el segundo, pero el primero siempre es incierto. En este punto solo puedo esperar a que todo se dé como tenga que darse, sin embargo, estaré siempre pendiente para manejar los eventos en la medida en que me sea permitido hacerlo. Libre albedrío y destino, mi vida se balancea entre ambos...